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Parajes hermosos, ¿parques sin ley?

enero 25, 2010

Bueno, siguiendo con nuestra sana costumbre de compartir impresiones sobre algunos viajes, en este post comentaremos sobre cómo aprecié y viví mi visita a varios parajes y lugares que sirvieron de descanso para mi mente y cuerpo en esta temporada. Sé que es un acto algo ñoño, pero fuera de disfrutar los viajes y descansar, siempre aprovecho para conocer y reflexionar cómo en cada región colombiana se construye la relación entre la sociedad y la naturaleza, produciendo o transformando ecosistemas y lugares. Además teniendo en cuenta que tenía una deuda sobre el tema de parques y ecoturismo, esta vez no fue la excepción.

Definitivamente la costa caribe de Colombia aguarda varios de los paisajes y lugares más hermosos del país, teniendo en cuenta que los ecosistemas de esta región han tenido una una fuerte intervención humana. Más allá de  ciertos prejuicios y regionalismos caducos, la historia de la relación naturaleza-sociedad en este región ha sido interesante y ha condicionado mucho la cultura de la sociedad costeña, en donde su relación con ecosistemas y paisajes ha sido fuente para construir su idiosincracia, que no es una sola, son muchas.

Bueno, durante nuestro paso por Santa Marta y alrededores fue evidente (y obvia) la intensa relación que tiene la sociedad con la costa, con el mar. El turismo definitivamente mantiene la ciudad a través de varias redes, grandes, medianas y pequeñas, en donde más allá del tradicional sector de El Rodadero, se ofertan las playas de Taganga, Playa Grande y por supuesto las que hacen parte del Parque Nacional Tayrona. Sí, nuestra visita a este último lugar era el plato fuerte del viaje. Obviamente no fuí a los eco-habs, pues mis ingresos aún no dan para semejante lujo. Sin embargo tuvimos la oportunidad de conocer varios sectores del área protegida, especialmente los que aguardan a los turistas y visitantes en zonas de camping (que son los más representativos). Definitivamente mejor que palabras, son los paisajes los que hablan por sí solos.

Cabo San Juan del Guía (Foto: G. Quimbayo-2010)

(Por acá pueden ver más fotos)

Sin llegar a decir que quedan remanentes de «naturaleza intocada» pues esa concepción es imposible que se presente, los paisajes son fantásticos y aguardan aún una gran riqueza biológica, especialmente asociada a la franja de bosques secos y húmedos (ecosistemas tan disímiles y separados por una corta franja geográfica) presentes en la zona y sus hermosas playas, especialmente las del sector de Arrecifes y Cabo San Juan. Sin embargo hoy por hoy (y en nuestra visita pudimos confirmarlo),  el Parque Tayrona en términos de actividad turística sin duda pareciera ser manejado más como un balneario y no como un «área protegida». Este asunto ya venía siendo advertido, incluso por funcionarios de la Unidad de Parques desde hace algunos años.

En el lugar, pregunté a dos funcionarios de la Unidad de Parques cuál era su función en esta zona a lo cual uno de ellos me respondió que, «solo respondemos por hacer seguimiento y control de la capacidad de carga en las zonas de camping…». Pero lo que vimos es que las instalaciones no están a la altura de la demanda de turistas y visitantes. Pese a que la concesión con Aviatur solo maneja la zona de Cañaveral (eco-habs), la falta de control y coordinación en zonas de turismo es evidente. Resulta que las zonas de camping y sus playas, las actividades turísticas son manejadas por los propietarios (privados) de los predios en donde se encuentran estas áreas. Recordermos que el Tayrona ha tenido conflictos de uso del suelo histórico según varias investigaciones y reportes. Por ahora solo hablaré de la zona en donde nos quedamos: Cabo San Juan del Guía.

En ese lugar existe una especie de administración del predio en donde se encuentra la zona de camping y las playas. El servicio, por lo menos para este lugar, nos pareció muy malo. La atención de la gente del restaurante y demás encargados de la zona era bastante displicente y el servicio de comidas y alojamiento bien regular. Una cosa importante es que no existió la oportunidad de tener un guía o intérprete ambiental de la zona. Este punto me parece crítico, pues para el visitante es muy importante tener mínimos referentes de la zona, cómo interactuar con ella y en términos de educación ambiental esta estrategia es efectiva para este tipo de público.  No vimos a ninguna persona que por lo menos se ofreciera para ello. Como dice Lorena Sofía, al parecer el plan ecológico ya no es plan en el Parque Tayrona. Usualmente la Unidad de Parques ofrece este servicio en todos los parques.

Zona de Camping Cabo San Juan del Guía (Foto: G. Quimbayo-2010)

Hablando de personal de la Unidad de Parques, un funcionario me comentó que para las 19 mil hectáreas de todo el parque solo hacen presencia 3 funcionarios quienes representan la autoridad ambiental en esta zona. Lo cual en mi concepto es algo muy preocupante, teniendo en cuenta la extensión del área protegida y las acciones que hay que encaminar para promover no solo el turismo, sino el conocimiento, investigación científica y desarrollo local entorno al Parque. El mismo funcionario me comentó sobre el desarrollo de algunos proyectos relacionados a fauna endémica del parque y educación ambiental, pero parecen ser aún muy incipientes. No basta que autoridades policiales y militares hagan presencia para garantizar seguridad, hace falta la presencia nutrida de grupos de profesionales, técnicos y personas que promuevan la gestión de este lugar. Uno entiende la falta de recursos y ciertos inconvenientes de seguridad que han acontecido en la zona, ¿pero acaso estos lugares no son patrimonio para la nación? ¿Quiénes son los verdaderos dueños del Tayrona?. Como ven esa pregunta no solo me la he hecho yo.

Bueno, después de nuestro paso por el Tayrona hicimos una pequeña parada en el departamento de La Guajira. Tuvimos la oportunidad de estar en el Santuario de Fauna y Flora de los Flamencos, ubicado en el corregimiento Camarones de Riohacha, La Guajira (si quieren ver algunas fotos, pueden verlas acá).  Históricamente este territorio ha sido un lugar de pescadores y rancherías Wayúu y posee unos paisajes hermosos, especialmente los de la ciénaga presente en este lugar (hito más representativo del Santuario y en donde están los flemencos, fauna asocidad como aves, peces y camarones) y sus playas. En este lugar vimos algo muy singular, y fue que la operación turística se mantiene por una pequeña red establecida por los pescadores e indígenas del lugar (eso sí reconocidos por las autoridades locales),  que ofrecen  recorridos por el Santuario (la ciénaga y las instalaciones de parques) y las rancherías aledañas, todo acompañado de una buena comida costeña en donde me comí el mejor ceviche de camarón que haya probado. Obviamente todas estas personas son concientes de la oportunidad que tienen para ofrecer el paisaje de su lugar y su riqueza a turistas como yo.

Grupo de flamencos en el Santuario de Fauna y Flora "Los Flamencos" (Camarones, La Guajira) (Foto: G. Quimbayo-2010)

Sin embargo también es palpable ciertas tensiones entre algunos pobladores y la gente de la Unidad de Parques, quienes acá a diferencia del Tayrona son 4 (teniendo en cuenta que es un área mucho más pequeña). Pero dichas tensiones se deben a que algunas personas siguen percibiendo este lugar como su terruño y no como un santuario, tal y como lo hacen los funcionarios de Parques y otros pobladores. Finalmente tuvimos un acercamiento con las iniciativas que desarrolla la Unidad de Parques en el lugar entre las que se cuenta con la iniciativa de conservación de tortugas marinas (que desovan sus huevos en las playas cercanas) en donde es pertinente llamar la atención, que el proyecto está siendo manejado precariamente pese a la voluntad de los funcionarios en mantenerlo. La tortugas que mantienen para reproducción ex-situ (en cautiverio) se encontraban en unas condiciones muy lamentables. Recordemos que en la costa caribe es muy usual el consumo de carne y huevos de especies de tortugas marinas.

En sintesis, lo que vimos tanto en el Tayrona como en el SFF los Flamencos es que la función de la Unidad de Parques es aún muy limitada.  Por un lado al parecer siguen existiendo tensiones entre parte de la comunidad y el personal de Parques y por otro ciertas contradicciones de  regímenes de uso debido a que muchas veces no se han se resuelto conflictos de uso de recursos y suelo históricos en cada uno de esos lugares (por ejemplo ecoturismo, pesca, etc.). El declarar un área, espacio o lugar como protegido es un acto político. Reitero, esto es algo que no podemos desconocer. Existe una amplia evidencia académica documentada sobre este argumento. Eso sería como contar la mitad de la película. Los lugares que hoy son considerados áreas protegidas, han sido unos antes y otros después de ser considerados bajo esta figura de conservación. Muchas veces esa noción de conservación que nosotros manejamos no la tienen las personas que viven esos territorios y ni siquiera las instituciones que trabajan por la conservación tampoco tienen un criterio unificado. Menos cuando muchos de los parques en Colombia, como el Tayrona, han sido «selvas sin ley«,  tal y como afirmaba Germán Andrade. Han sido epicentro del conflicto armado y el narcotráfico colombiano.

No se debe desestimar la importancia de una estrategia como las áreas para conservación, sin embargo cuando no se han resuelto conflictos sociales, usos de suelo y menos cuando no se concertan y se imponen las medidas de conservación, esta posibilidad más que traer beneficios trae tensiones entre comunidades locales e instituciones encargadas de la conservación. En sintesis el declarar un parque de por sí no es suficiente. Por ejemplo para el caso más visible, el del turismo, hay que comprender que la idea inicial de concesionar turísticamente los parques, haya sido pensando en que empresas como Aviatur puedan llenar ese vacío de regulación y responsabilidad en el desarrollo de actividades turísticas. Sin embargo si el acceso a estos servicios turísticos sigue siendo restringido y exclusivo (pues no opera en todo el área protegida y su área amortiguadora) los beneficios y oportunidades serán para pocos e inevitablemente surgirán otros actores que sin regulación harán usufructo de estos lugares. O bueno simplemente se las arreglarán como en Los Flamencos creando una red turística efectiva hasta cierto punto, pero que también requiere regulación.

Finalmente y hablando sobre el manejo de las concesiónes, la pregunta que me quedó fue, ¿realmente como funcionan esas concesiones? Lo digo porque me parece algo extraño que a la entrada del Tayrona se cobre  un acceso general, siendo que el servicio va a ser distinto y operado por distintos actores. ¿Esa plata va para parques? ¿va para la concesión? No sé, es que en ese punto me perdí, pues quien nos atendió en ese punto no estaba identificado como un funcionario de parques, sino como si fuese alguien de Aviatur. Me queda esa duda. ¿Qué opinan ustedes?

Miremos más allá de lo evidente y de esa visión de que podemos ir a parajes hermosos, pero que no son de nadie. O bueno si, son de los turistas extranjeros (que esos si hacen harta presencia) que asumen «el único riesgo, que es quedarse». Como ven estas áreas siempre han tenido tensiones y conflictos sociales, pero eso no quiere decir que pasemos de agache todas estas dinámicas.

Queda abierto el diálogo.

2009…

diciembre 31, 2009

Bueno, este año 2009 cerró con cierta incertidumbre y sinsabor sobre el tibio resultado que dejó la cumbre de Cambio Climático en Copenhague. Desde esta estancia insinuamos prematuramente este resultado, en un evento que tuvo más elementos de circo mediático, que de ser un espacio democrático, de toma de decisiones frente a un problema global, teniendo en cuenta la connotación política del tema. Ríos de letras y babas, conglomerado de lagartos y extremistas fue lo que se vió en 15 días de cumbre en donde a lo máximo que se llegó fue a un tibio acuerdo no vinculante. Algunos aplauden los resultados y llaman a la «esperanza», otros claman justicia, mientras otros se debaten entre los dos extremos.

Por acá un solo vistazo de la sensación que dejó dicha cumbre:

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El caso de Copenhague confirma una vez más lo que he pensado (y no solo soy yo quien lo hace) sobre cómo comprender los problemas y conflictos ambientales, sea el cambio climático o sea  lo que sea. Son asuntos  escencialmente políticos. Nuestra relación y transformación de la naturaleza (sea esta conocida como ecosistemas, biodiversidad, etc.) puede ser desde consternante hasta sobrecogedora, pero no por ello apolítica. Ya lo habíamos mencionado anteriormente que nuestra construcción social y política de la naturaleza es aún errática, inútil y destructiva y que dicha naturaleza -de la cual somos partícipes- es producto no solo de esa construcción, sino de cómo lo no-humano imprime su carácter en lo humano. Cualquiera se preguntaría, ¿y la ciencia no podrá ayudarnos? Lastimosamente y tal y como afirmaba en una ocasión Bruno Latour, desde hace mucho tiempo y hasta nuestros días la ciencia se ha politizado hasta tal punto, que ya no podemos ver los objetivos de la política ni los de la ciencia. Simplemente nuestra visión del mundo sigue siendo muy limitada, constreñida y antropocéntrica hasta más no poder. Visión mezquina con nuestro cuerpo, con nuestra mente y con nuestro entorno.

En tiempos en donde el concepto del ejercicio político ha sido puesto en duda, vale la pena reflexionar sobre cómo el Planeta posee sus propias dinámicas y que van más allá de nuestras construcciones sociales del mundo. Lo no humano existe y condiciona nuestra propia «naturaleza». Condicionan nuestro actuar como seres políticos. Hacer el acto político de tomarse la molestia de pensar y reflexionar sobre los fenómenos que nos aquejan, son base para tomar decisiones en un mundo cambiante, dinámico, complejo y afortunadamente lleno de incertidumbres. Bueno, si James Cameron con AVATAR con todos los lugares comunes y clichés de Hollywood, puede insinuar que el despojo ambiental y el terrorismo ecológico existen y no son una invento de ecologistas radicales, puede haber algo de esperanza.

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Después de ese ladrillo de lineas arriba, hago un regalo de fin de año. Dejo dos videos que nos compartió muy amablemente Gustavo Wilches-Chaux en un trabajo que hizo junto a su hijo Simón y otros colaboradores. De verdad es un trabajo notable lo propuesto en estas animaciones y ante todo, con mensajes claros y contundentes.

¿Qué es el Cambio Climático? // What is Climate Change? from Simonwilchesc on Vimeo.

Adaptación al cambio climático // Adaptation to climate change from Simonwilchesc on Vimeo.

(Perdón por dejar los enlaces de esa forma, pero creo que wordpress no deja mostrar los videos en opción «embed»)

Felicidades!

¿Nuestro futuro en Común?

diciembre 6, 2009

Esta semana inicia la Conferencia número 15 de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) o cop 15 en Copenhague, Dinamarca. El objetivo de la cop 15 es la conclusión de un acuerdo jurídicamente vinculante sobre el clima, válido en todo el mundo, que se aplica a partir de 2012 y será la última conferencia para preparar el período post- Protocolo de Kyoto. A lo largo de dos semanas se reunirán expertos en temas ambientales, ministros o jefes de estado y organizaciones no gubernamentales de los 192 países miembros de la cmnucc. Para muchos este encuentro reviste un inusitado interés por el carácter decisivo en materia de cambio climático y por primera vez, los Estados Unidos estarán presentes.

Este es un video del Secretario General de la CMNUCC, Yvo de Boer, Deciembre 2009


Definitivamente el cambio climático global es uno de los asuntos más “candentes” de la agenda ambiental global. Este tema se encuentra fuertemente ligado a la forma en cómo la sociedad contemporánea ha apropiado y transformado a la naturaleza conforme a sus intereses. Algunas dinámicas del Planeta como el clima, el tiempo, la variabilidad climática, los cambios climáticos, entre otros, recientemente han tenido una trascendencia política. Pero antes de seguirnos llenando de pánico, vale la pena aclarar varios puntos que pocas veces son abordadas y cuestionadas en documentos, políticas oficiales y difundidas a través de medios de comunicación como palabra sagrada.

Por calentamiento global se entiende como un ciclo natural relacionado con la energía cósmica solar e intergaláctica, sin embargo el actual cambio climático (que tiende a un recalentamiento en el promedio del clima planetario) es culpa de un efecto invernadero. Este fenómeno se presenta cuando algunos gases que hacen parte de la atmósfera, retienen energía que el suelo terrestre emite y una parte de la misma la reemiten a la superficie de la Tierra. Sin embargo este efecto se ha recrudecido con las actividades humanas como la industria, la agricultura o el transporte por citar unas pocas. Pero algunos científicos se han quedado con la definición no antropocéntrica del calentamiento global, minimizando los efectos del efecto invernadero (Luque, 2007).

En este orden de ideas vale la pena traer otras definiciones que describen de mejor forma la complejidad del clima planetario y su relación con la sociedad humana. El concepto de variabilidad climática se refiere al conjunto de cambios naturales y permanentes del clima terrestre. Cambio climático en cambio, restringe a las diferencias entre el clima actual del planeta y lo que será el clima del futuro debido al impacto de la sociedad humana. Y finalmente el concepto de cambio global hace referencia al conjunto de consecuencias ecológicas y sociales asociadas al cambio climático (Wilches-Chaux, 2007:11).

En síntesis el asunto del Cambio Climático es uno de los más complejos y relevantes regímenes internacionales entre la economía y el ambiente global, en donde la causa de fondo se relaciona a los impactos del modelo económico contemporáneo, en donde prevalece la acumulación de capital y una visión única de la visión del desarrollo sobre la naturaleza. Las estrategias propuestas para el “cambio”, la “mitigación” y la “adaptabilidad” para enfrentar el problema se hacen desde una estricta racionalidad económica, negando la complejidad de las dinámicas climáticas globales y el aporte de otras visiones locales de manejo y apropiación de la naturaleza más creativas y ajustadas a los contextos socio-ecológicos locales y regionales (Poveda, 2008; Ulloa, 2008). Por ejemplo la investigadora colombiana Astrid Ulloa, comentaba hace poco en un artículo cómo la visión indígena es excluida de los mecanismos protocolos y estrategias de cambio climático en el contexto global.

Por su parte la estrategia propuesta especialmente por los países industrializados para enfrentar una amenaza del cambio climático y la creciente escasez de combustibles fósiles, contempla la promoción y financiación de megaproyectos para la generación de agrocombustibles como medio para reducir las emisiones de dióxido de carbono. La promoción de este tipo de proyectos podrá financiarse en el futuro a través de Mecanismos de Desarrollo Limpio (mdl) tipo Protocolo de Kioto, o el que le suceda y el cual será definido en buena medida en la cumbre de Copenhague. Esto daría un tremendo impulso financiero a la expansión de esos cuestionados proyectos.

Veamos esta perspectiva:

De Ginebra a Copenhagen (Vía Radio Mundo Real.FM):

0312-n-an-ginebra-esp.mp3

Toda esta situación niega marcos históricos de degradación ambiental sujetas a poderes políticos y económicos hegemónicos que invisibilizan a los verdaderos responsables del cambio climático, en donde países como Colombia quedan relegados a ser sumideros de carbono de los países más contaminadores y que estos a su vez no disminuyan sus emisiones. Concluyendo, en el fondo se busca un mercado común de emisiones de invernadero, en donde se pondría explícitamente un precio al conflicto del cambio climático en donde los alicientes para actuar ante éste se centran fundamentalmente en el precio. Una forma más de perpetuar el círculo vicioso de los conflictos ambientales en donde la naturaleza es simplificada totalmente.

Que se juega en Copenhague, ¿nuestro futuro en común o la ecología política del cambio climático?

Referencias bibliográficas

LUQUE, T (2007). Especial cambio climático. Equinoxio:

http://equinoxio.org/columnas/especial-cambio-climatico-1a-parte-919/

(visitado en octubre de 2009).

POVEDA, G. (2008). Impactos del cambio global y la necesidad de una Eco-Economía. Informe especial en Revista Economía Colombiana. No.323. Contraloría General de la República, pp 9 17.

ULLOA, A. (2008). “Implicaciones ambientales y culturales del cambio climático para los pueblos indígenas”. Mujeres, Indígenas y Cambio Climático.

WILCHES-CHAUX, G. (2007). ¿Qu-ENOS pasa? Guía de la RED para la gestión radical del riesgos asociados con el fenómeno ENOS. IAJ. LARED. OXFAM.

Ecología política del riesgo

noviembre 17, 2009

«El clima es cómo el temperamento de una persona, que forma parte esencial de su personalidad. Lo que comúnmente se denomina su manera de ser. El tiempo en cambio, vendría a ser el estado de ánimo de esa persona en un momento o ante una circunstancia en particular» (Wilches-Chaux, 2007: 25).

Qué bonita forma de definir cómo se «comporta» el clima y el estado del tiempo, ¿cierto?

Pues resulta que hace más de un mes establecí contacto nuevamente con Gustavo Wilches-Chaux y muy amablemente (como siempre) me compartió gustosamente dos de su más recientes publicaciones: ¿Qu-ENOS pasa?: Guía de la RED para la Gestión Radical de Riesgos Asociados con el fenómeno ENOS (LA RED-IAI-OXFAM, 2007) y «Ese océano de aire en que vivimos» (Ministerio de Ambiente Vivienda y Desarrollo Territorial de Colombia, 2009). Personalmente siempre me place leer los escritos de Gustavo y andaba un poco «desactualizado» con su obra. Sin embargo debo confesar que me «encarretó» muchísimo más la primera publicación que la segunda. Y no estoy diciendo con ello que la cartilla del Ministerio sea mala, simplemente su función es otra y mi interés como lector también es otro.

¿Qu-ENOS pasa? me pareció muy interesante y me puso a pensar en varias cosas relacionadas a la ecología política de los conflictos y problemas ambientales y que de cierta forma la cartilla «Ese océano de aire en que vivimos» recoge pero enfocado hacia el tema del aire y el cambio climático. Esta corriente (la ecología política) proveniente de la geografía humana, ha venido haciendo fuertes y críticos planteamientos conceptuales y metodológicos a los temas ambientales. La ecología política plantea que en los asuntos ambientales (relación naturaleza-sociedad) convergen un amplio conjunto de mecanismos y procesos sociales en donde el poder circula y se esgrime en varias escalas, no solo desde un poder hegemónico, sino que produce un proceso socio-ecológico amplio, complejo a diversas escalas del espacio-tiempo.

La propuesta conceptual de la Gestión Radical del Riesgo (GRR) expuesta en la publicación es interesante,  y su abordaje metodológico aún lo es más, y se encuentra descrito con un buen nivel de detalle  en la publicación a través de varios estudios de caso en Colombia, Ecuador, Perú, Argentina, México y La Florida (EU) desarrollados por  La Red de Estudios Sociales sobre Desastres (LA RED) bajo una metodología denominada DESINVENTAR. Es así que los resultados expuestos en el libro se vislumbra un lazo aún más fuerte entre la geografía y lo que llaman la gestión del riesgo, en donde las dinámicas ecológicas o biofísicas se entrelazan con dinámicas sociales en distintos niveles a través de uno o varios momentos en la historia de un determinado lugar. Con esto se corrobora que los «desastres naturales» no existen, sino que dichos desastres son un producto de una historia de cómo una sociedad se ha relacionado con su ambiente en cierto lugar, pero que dicha dinámica es permeada también por fenómenos sociales y ecológicos externos, por ejemplo, la influencia de una caída económica a escala global.

En una conversación que sostuve hace unos días con el profesor Andrés Guhl, comentábamos que la ecología política es un buen marco para el diagnóstico de los conflictos ambientales y que su resolución deba contemplar un manejo adaptativo en donde se reconozcan las incertidumbres y complejidades que la vida nos muestra cada día. De igual forma tener en cuenta esa «ecología cultural» que tiene una población humana para apropiarse y construir su territorio. Buena parte de los conflictos ambientales se deben a que nuestra construcción social y política de la naturaleza es aún errática, inútil y destructiva, lo cual se ve reflejado en nuestra apropiación del ambiente y la resolución de conflictos y atención de emergencias frente a eventos como los huracanes, terremotos, etc. Eso teniendo en cuenta que la naturaleza que observamos y de la cual hacemos somos partícipes es producto no solo de esa construcción, sino de cómo lo no-humano imprime su carácter en lo humano.

Para que profundizar más en los temas de ecología política recomiendo la lectura de autores como, Piers Blaikie, Harold Brookfield, Dianne Rocheleau, Richard Peet, Michael Watts, Roderick Neumman, Erik Swyngedeow, Matthew Gandy o Peter Walker. Y cada día siguen saliendo nuevos estudios…

Bueno, y para alegría de todos el libro se encuentra colgado en la página de LA RED para su libre descarga.

Saludos!

Me respondieron!

octubre 23, 2009

Después de haber hecho una crítica bastante dura hace ya un tiempo al tema de las concesiones de ecoturismo en varios de los Parques Nacionales Naturales en el país, y de casi haberme ganado a un «enemigo«, ya este asunto por más cuestionado que sea, con sus aciertos y desaciertos, finalmente se ha formalizado en 5 de los más de 50 Parques Nacionales Naturales del país.  Y como pasó con los hipopótamos o con el tema del «calentamiento global»,  esto del  ecoturismo en áreas protegidas, es de esos temas que tienen resonancia en un determinado momento, pero después no se dice ni mu sobre eso. Son como modas, cuando pasan no vuelven a sonar.

Actualmente estoy haciendo estudios de posgrado en geografía, y he empezado a desarrollar muchos elementos  para abordar de forma crítica los conflictos ambientales, especialmente en áreas protegidas. Pese a ello sigo pensando que el proceso de «mercantilizar» a la naturaleza e insertarla e una dinámica estricta de racionalidad económica, fortalece el proceso de simplificar nuestra relación con eso que llamamos ecosistemas, biodiversidad, áreas protegidas, etc.,  a través de muchas prácticas sociales, políticas y económicas y que se quiera o no, redundan en una serie de conflictos ambientales en donde unos ganan, otros ven oportunidades para resignificar el lugar en el que viven o simplemente otros pierden. Estos últimos por lo general son los más vulnerables y el asunto de la conservación, se convierte en una amenza, más que en una oportunidad. Pero por ahora no quiero ahondar en ello. Quiero contar algo que me pasó por estos días.

Resulta que planeando para un viaje que haré en enero, elegí como destino el Parque Tayrona,  uno de los parques concesionados. Vamos a ver que  pasa allá, si Germán Quimbayo está equivocado o no. Igual nada se pierde estando allá y conocer cómo está el asunto. Igual ese lugar es muy bonito, pese a los conflictos que tiene el territorio en el que está inmerso esa área protegida y vale la pena pegarse una «rodadita».  Entonces me decidí y quise consultar  en el portal de la concesión y cruzar los dedos para que no me pasara lo mismo que me ha pasado cuando visito otros parques. Y resulta que me respondieron de forma rápida, me brindaron toda la información que solicité (precios, logística, valores del lugar, etc.) y además de ello se encuentran dispuestos a escuchar cualquier inquietud. Eso realmente me impresionó. Pero vuelvo al mismo asunto, este modelo ¿para qué o quien se conserva? ¿si traerá beneficios a las comunidades?

Espero acercarme a la aplicación de ese «modelo» y verlo en práctica. Haré mi propio ejercicio de observación crítica en campo. Espero más adelante hablar más al respecto ya que he dejado ciertas taras mentales y radicalismos pendejos. Algunos le llamaran «madurez del discurso», otros dirán «este tipo se vendió». Yo simplemente pienso que uno debe mirar todo el espectro de un conflicto y encontrar las piezas faltantes para armarse la película completa. Aunque aún guardo mis dudas frente al tema, quiero comprobarlo en un caso real.

Por ahora espero no solo pasarla bien en mi viaje, sino traer más elementos para confirmar (o quizá hasta refutar) todo lo que he dicho sobre eso que es «ecoturismo» y si ese tema de la «sostenibilidad» desde la lógica empresarial es o no mentira, pues obvio, los empresarios buscan ganar plata, no conservar o amar la naturaleza por altruismo.

Saludos!

Un lugar ecológico

agosto 28, 2009
Foto del usuario de Flickr: Bee Skutch. Licencia CC BY-2.0.

Foto: usuario de Flickr "Bee Skutch". Licencia CC BY-2.0.

Lo que he venido leyendo en lo últimos meses, me ha hecho pensar que esos espacios o lugares (dependiendo desde donde lo veamos) que llamamos ecosistemas, áreas protegidas entre otros más, tienen muchos significados para nuestra sociedad. Por ejemplo, no bastaría con el hecho de declarar por ley o norma un área como «protegida» y que para ello no solo se deban tener en cuenta criterios técnicos (que son válidos) y jurídicos. En la producción de estos lugares entra en juego otro tipo de apropiaciones y dinámicas sociales: el conocimiento vivencial que poseen las personas que  los habitan, y que se relacionan directamente con lo que las sociedades reconocen como ecosistemas y paisajes. En muchos casos, las poblaciones cercanas a ecosistemas de interés (como algunas áreas protegidas), ejercen presiones que propician procesos de degradación ambiental. Pero también existen casos en donde las comunidades (por lo general las que han habitado por mucho tiempo un territorio), han construido y producido el lugar en el que viven, e incluso la biodiversidad presente es producto de esa relación sociedad-naturaleza.  Como me decía hace un poco un profesor, posiblemente siempre existe un solo espacio pero muchos lugares.

Eso sí no debemos caer en los extremos del determinismo ambiental o el construccionismo social (construcciones sociales de la realidad). La construcción de los espacios, lugares y territorios son dinámicas, compejas y diversas, que configuran el ambiente que vivimos y percibimos.

¿Será que existe un lugar ecológico en nuestra cotidianeidad?

Saludos.

Historia, Ambiente y Pensamiento Geográfico

julio 27, 2009

Mucho tiempo sin escribir «formalmente» en el blog (si es que existe la formalidad en los blogs). Como se habrán podido dar cuenta, mis últimos posts y escritos que he hecho para equinoXio están dando un viraje hacia el pensamiento geográfico y es apenas obvio por los estudios de posgrado en Geografía que estoy adelantando actualmente.

Debo confesar que el estudio geográfico ha ampliado mi mirada y perspectiva ambiental, más por los aportes que ha hecho las corrientes contemporáneas  de esta disciplina (ojo, no estoy hablando de posmodernismo), que veo tiende a ser más  una in-disciplina. Con este argumento, la Geografía no solamente para mí sino para muchos, es una ciencia ambiental. Sus objetos de investigación se enfocan en la relación sociedad-naturaleza, reflejada en la producción dinámica de espacios y lugares, con todo lo que esto implica en términos de cambios ecológicos, sociales, políticos y culturales.

Definitivamente el conocer la historia de un territorio, sus espacios y lugares de encuentro cultural y ecológico, es fundamental para acercarnos a cómo vemos y vivimos dicho territorio. Aprovechando estos argumentos, recomiendo mucho la lectura del libro «Historia ambiental de Bogotá y la Sabana, 1850-2005» (Germán Palacio -Ed-.) (Universidad Nacional de Colombia-IMANI-, 2008). En esta publicación se comenta a lo largo de varios artículos en cómo lo «verde» se ha insertado en lo urbano, además de qué forma las territorialidades urbanas y rurales han cambiado dependiendo del uso y apropiación del suelo y de cómo los encuentros y conflictos por la oferta ambiental de la Sábana han configurado su actual estado ambiental.

Hist Ambiental

Carátula del Libro, editado por Germán Palacio Castañeda.

Definitivamente la ciudad que vemos actualmente y su región circundante, son el producto de esa serie de apropiaciones y re-apropiaciones que ha hecho la sociedad con la naturaleza de su territorio y el conjunto de prácticas, técnicas y discursos que han operado para tal fin, reflejadas a su vez en el paisaje que hoy vemos en cerros, humedales y otros espacios y lugares de la ciudad.

Ese es el tipo de reflexiones que nos brinda el pensamiento geográfico para comprender de mejor manera nuestro entorno y dejar de creer en tanto mito sobre «buenos salvajes»  «naturalezas vírgenes»  o «calentamientos globales». Pero lo que si no debemos perder de vista, es que la especie humana ocasiona intervenciones medibles en cambios sobre el entorno y que no siempre son «malos». Si comprendieramos que la especie humana es una especie más que integra este Planeta, el asunto ambiental pasaría a ser tratado sin tanta calentura. Pero para ello debemos recurrir a la memoria no solo nuestra sino del espacio físico que habitamos y resignificamos.

Saludos.

Algo silencioso pasa en Bogotá

junio 28, 2009

Mientras la ciudad debate la cuestionada gestión de la actual administración distrital, especialmente en temas como la movilidad, el espacio público y varios temas acerca del mal manejo de dineros públicos, existe un tema que se viene dejando de lado y que solo una especie de secta parece venir discutiendo y es el  tema de la revisión del Plan de Ordenamiento Territorial de Bogotá, que tiene que ver con todos esos temas en discusión, pero cuyo debate grueso (el del POT) es el tema «ambiental» .

Me refiero a secta porque son los mismos sectores sociales, ambientalistas y académicos que los discuten y no la ciudadanía en general. Pese a que se debe reconocer que la administración distrital abrió un  espacio desde el año pasado para que la revisión del POT fuera participativa, la sensación de muchos sectores sociales, es que el proceso no ha sido así y que han primado el afán de otros sectores, especialmente por los urbanistas, por hacer una revisión superficial (esto lo digo por lo que he visto en diveros foros a los que he asistido y de personas que conozco que han estado metido en este cuento).

Existe un problema estructural en el tema de la participación social y política en nuestra sociedad y de poder influir en la construcción de nuestra ciudad con todo el patrimonio ecológico y cultural que aún aguarda en su territorio. Respecto a esto,  tarde o temprano Bogotá y su región circundante, tendrá el efecto de Ciudad de México, si no se toman medidas ahora y si la gente del común no conoce sobre el tema.

¿Que opinan? ¿Que podrá estar sucediendo en Bogotá?

Foto: Lorena Sofía Correa (2009).

Vista de Bogotá. Sector del antiguo pueblo de Usme. Foto: Lorena Sofía Correa (2009).