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Parajes hermosos, ¿parques sin ley?

enero 25, 2010

Bueno, siguiendo con nuestra sana costumbre de compartir impresiones sobre algunos viajes, en este post comentaremos sobre cómo aprecié y viví mi visita a varios parajes y lugares que sirvieron de descanso para mi mente y cuerpo en esta temporada. Sé que es un acto algo ñoño, pero fuera de disfrutar los viajes y descansar, siempre aprovecho para conocer y reflexionar cómo en cada región colombiana se construye la relación entre la sociedad y la naturaleza, produciendo o transformando ecosistemas y lugares. Además teniendo en cuenta que tenía una deuda sobre el tema de parques y ecoturismo, esta vez no fue la excepción.

Definitivamente la costa caribe de Colombia aguarda varios de los paisajes y lugares más hermosos del país, teniendo en cuenta que los ecosistemas de esta región han tenido una una fuerte intervención humana. Más allá de  ciertos prejuicios y regionalismos caducos, la historia de la relación naturaleza-sociedad en este región ha sido interesante y ha condicionado mucho la cultura de la sociedad costeña, en donde su relación con ecosistemas y paisajes ha sido fuente para construir su idiosincracia, que no es una sola, son muchas.

Bueno, durante nuestro paso por Santa Marta y alrededores fue evidente (y obvia) la intensa relación que tiene la sociedad con la costa, con el mar. El turismo definitivamente mantiene la ciudad a través de varias redes, grandes, medianas y pequeñas, en donde más allá del tradicional sector de El Rodadero, se ofertan las playas de Taganga, Playa Grande y por supuesto las que hacen parte del Parque Nacional Tayrona. Sí, nuestra visita a este último lugar era el plato fuerte del viaje. Obviamente no fuí a los eco-habs, pues mis ingresos aún no dan para semejante lujo. Sin embargo tuvimos la oportunidad de conocer varios sectores del área protegida, especialmente los que aguardan a los turistas y visitantes en zonas de camping (que son los más representativos). Definitivamente mejor que palabras, son los paisajes los que hablan por sí solos.

Cabo San Juan del Guía (Foto: G. Quimbayo-2010)

(Por acá pueden ver más fotos)

Sin llegar a decir que quedan remanentes de «naturaleza intocada» pues esa concepción es imposible que se presente, los paisajes son fantásticos y aguardan aún una gran riqueza biológica, especialmente asociada a la franja de bosques secos y húmedos (ecosistemas tan disímiles y separados por una corta franja geográfica) presentes en la zona y sus hermosas playas, especialmente las del sector de Arrecifes y Cabo San Juan. Sin embargo hoy por hoy (y en nuestra visita pudimos confirmarlo),  el Parque Tayrona en términos de actividad turística sin duda pareciera ser manejado más como un balneario y no como un «área protegida». Este asunto ya venía siendo advertido, incluso por funcionarios de la Unidad de Parques desde hace algunos años.

En el lugar, pregunté a dos funcionarios de la Unidad de Parques cuál era su función en esta zona a lo cual uno de ellos me respondió que, «solo respondemos por hacer seguimiento y control de la capacidad de carga en las zonas de camping…». Pero lo que vimos es que las instalaciones no están a la altura de la demanda de turistas y visitantes. Pese a que la concesión con Aviatur solo maneja la zona de Cañaveral (eco-habs), la falta de control y coordinación en zonas de turismo es evidente. Resulta que las zonas de camping y sus playas, las actividades turísticas son manejadas por los propietarios (privados) de los predios en donde se encuentran estas áreas. Recordermos que el Tayrona ha tenido conflictos de uso del suelo histórico según varias investigaciones y reportes. Por ahora solo hablaré de la zona en donde nos quedamos: Cabo San Juan del Guía.

En ese lugar existe una especie de administración del predio en donde se encuentra la zona de camping y las playas. El servicio, por lo menos para este lugar, nos pareció muy malo. La atención de la gente del restaurante y demás encargados de la zona era bastante displicente y el servicio de comidas y alojamiento bien regular. Una cosa importante es que no existió la oportunidad de tener un guía o intérprete ambiental de la zona. Este punto me parece crítico, pues para el visitante es muy importante tener mínimos referentes de la zona, cómo interactuar con ella y en términos de educación ambiental esta estrategia es efectiva para este tipo de público.  No vimos a ninguna persona que por lo menos se ofreciera para ello. Como dice Lorena Sofía, al parecer el plan ecológico ya no es plan en el Parque Tayrona. Usualmente la Unidad de Parques ofrece este servicio en todos los parques.

Zona de Camping Cabo San Juan del Guía (Foto: G. Quimbayo-2010)

Hablando de personal de la Unidad de Parques, un funcionario me comentó que para las 19 mil hectáreas de todo el parque solo hacen presencia 3 funcionarios quienes representan la autoridad ambiental en esta zona. Lo cual en mi concepto es algo muy preocupante, teniendo en cuenta la extensión del área protegida y las acciones que hay que encaminar para promover no solo el turismo, sino el conocimiento, investigación científica y desarrollo local entorno al Parque. El mismo funcionario me comentó sobre el desarrollo de algunos proyectos relacionados a fauna endémica del parque y educación ambiental, pero parecen ser aún muy incipientes. No basta que autoridades policiales y militares hagan presencia para garantizar seguridad, hace falta la presencia nutrida de grupos de profesionales, técnicos y personas que promuevan la gestión de este lugar. Uno entiende la falta de recursos y ciertos inconvenientes de seguridad que han acontecido en la zona, ¿pero acaso estos lugares no son patrimonio para la nación? ¿Quiénes son los verdaderos dueños del Tayrona?. Como ven esa pregunta no solo me la he hecho yo.

Bueno, después de nuestro paso por el Tayrona hicimos una pequeña parada en el departamento de La Guajira. Tuvimos la oportunidad de estar en el Santuario de Fauna y Flora de los Flamencos, ubicado en el corregimiento Camarones de Riohacha, La Guajira (si quieren ver algunas fotos, pueden verlas acá).  Históricamente este territorio ha sido un lugar de pescadores y rancherías Wayúu y posee unos paisajes hermosos, especialmente los de la ciénaga presente en este lugar (hito más representativo del Santuario y en donde están los flemencos, fauna asocidad como aves, peces y camarones) y sus playas. En este lugar vimos algo muy singular, y fue que la operación turística se mantiene por una pequeña red establecida por los pescadores e indígenas del lugar (eso sí reconocidos por las autoridades locales),  que ofrecen  recorridos por el Santuario (la ciénaga y las instalaciones de parques) y las rancherías aledañas, todo acompañado de una buena comida costeña en donde me comí el mejor ceviche de camarón que haya probado. Obviamente todas estas personas son concientes de la oportunidad que tienen para ofrecer el paisaje de su lugar y su riqueza a turistas como yo.

Grupo de flamencos en el Santuario de Fauna y Flora "Los Flamencos" (Camarones, La Guajira) (Foto: G. Quimbayo-2010)

Sin embargo también es palpable ciertas tensiones entre algunos pobladores y la gente de la Unidad de Parques, quienes acá a diferencia del Tayrona son 4 (teniendo en cuenta que es un área mucho más pequeña). Pero dichas tensiones se deben a que algunas personas siguen percibiendo este lugar como su terruño y no como un santuario, tal y como lo hacen los funcionarios de Parques y otros pobladores. Finalmente tuvimos un acercamiento con las iniciativas que desarrolla la Unidad de Parques en el lugar entre las que se cuenta con la iniciativa de conservación de tortugas marinas (que desovan sus huevos en las playas cercanas) en donde es pertinente llamar la atención, que el proyecto está siendo manejado precariamente pese a la voluntad de los funcionarios en mantenerlo. La tortugas que mantienen para reproducción ex-situ (en cautiverio) se encontraban en unas condiciones muy lamentables. Recordemos que en la costa caribe es muy usual el consumo de carne y huevos de especies de tortugas marinas.

En sintesis, lo que vimos tanto en el Tayrona como en el SFF los Flamencos es que la función de la Unidad de Parques es aún muy limitada.  Por un lado al parecer siguen existiendo tensiones entre parte de la comunidad y el personal de Parques y por otro ciertas contradicciones de  regímenes de uso debido a que muchas veces no se han se resuelto conflictos de uso de recursos y suelo históricos en cada uno de esos lugares (por ejemplo ecoturismo, pesca, etc.). El declarar un área, espacio o lugar como protegido es un acto político. Reitero, esto es algo que no podemos desconocer. Existe una amplia evidencia académica documentada sobre este argumento. Eso sería como contar la mitad de la película. Los lugares que hoy son considerados áreas protegidas, han sido unos antes y otros después de ser considerados bajo esta figura de conservación. Muchas veces esa noción de conservación que nosotros manejamos no la tienen las personas que viven esos territorios y ni siquiera las instituciones que trabajan por la conservación tampoco tienen un criterio unificado. Menos cuando muchos de los parques en Colombia, como el Tayrona, han sido «selvas sin ley«,  tal y como afirmaba Germán Andrade. Han sido epicentro del conflicto armado y el narcotráfico colombiano.

No se debe desestimar la importancia de una estrategia como las áreas para conservación, sin embargo cuando no se han resuelto conflictos sociales, usos de suelo y menos cuando no se concertan y se imponen las medidas de conservación, esta posibilidad más que traer beneficios trae tensiones entre comunidades locales e instituciones encargadas de la conservación. En sintesis el declarar un parque de por sí no es suficiente. Por ejemplo para el caso más visible, el del turismo, hay que comprender que la idea inicial de concesionar turísticamente los parques, haya sido pensando en que empresas como Aviatur puedan llenar ese vacío de regulación y responsabilidad en el desarrollo de actividades turísticas. Sin embargo si el acceso a estos servicios turísticos sigue siendo restringido y exclusivo (pues no opera en todo el área protegida y su área amortiguadora) los beneficios y oportunidades serán para pocos e inevitablemente surgirán otros actores que sin regulación harán usufructo de estos lugares. O bueno simplemente se las arreglarán como en Los Flamencos creando una red turística efectiva hasta cierto punto, pero que también requiere regulación.

Finalmente y hablando sobre el manejo de las concesiónes, la pregunta que me quedó fue, ¿realmente como funcionan esas concesiones? Lo digo porque me parece algo extraño que a la entrada del Tayrona se cobre  un acceso general, siendo que el servicio va a ser distinto y operado por distintos actores. ¿Esa plata va para parques? ¿va para la concesión? No sé, es que en ese punto me perdí, pues quien nos atendió en ese punto no estaba identificado como un funcionario de parques, sino como si fuese alguien de Aviatur. Me queda esa duda. ¿Qué opinan ustedes?

Miremos más allá de lo evidente y de esa visión de que podemos ir a parajes hermosos, pero que no son de nadie. O bueno si, son de los turistas extranjeros (que esos si hacen harta presencia) que asumen «el único riesgo, que es quedarse». Como ven estas áreas siempre han tenido tensiones y conflictos sociales, pero eso no quiere decir que pasemos de agache todas estas dinámicas.

Queda abierto el diálogo.

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  1. Adriana Carreño permalink
    enero 26, 2010 4:21 pm

    Muy interesante tu apreciación, pero yo creo que habría que revisar bien cuántos funcionarios de PNN trabajan realmente en Tayrona, por que no creo que sean tan pocos, siendo el PNN que màs ingresos le genera a la Unidad. Pero comparto totalmente tu opinión en cuanto a los servicios prestados en el Tayrona, es una situación realmente muy desoladora, que siendo uno de los parques mas visitados no se hayan implementado mejores medidas para que el turista quede amañado no solo por los paisajes.

    Un abrazo.

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